para la edificación del
Cuerpo Místico de Cristo.
Con el don que cada una ha
recibido
Hacemos presente en el
Pueblo de Dios la Misericordia del Padre
Evangelizando a los pobres,
sufragando a las almas del Purgatorio.
Unidas a la Cabeza que es
Cristo,
en la Comunión de los
Santos,
cooperamos con María en
oración, trabajo y sacrificio
para la salvación de todo el
hombre y de todos los hombres.
Sufragar a los Difuntos es
el Voto, la intención que atraviesa toda nuestra vida,
Entregada al servicio del
Pueblo de Dios,
Anunciando la Buena Nueva,
Proclamando la liberación a
los cautivos.
Es nuestra participación en
el deseo ardiente de Dios, en la sed de Jesús:
Que todos los hombres se
salven y lleguen al conocimiento de la Verdad.
En la entrega de Cristo por
mí, el fundamento teologal del Sufragio:
“Cristo me amó y se entregó
por mí”; “por ellos me entrego”, “me santifico”.